La iglesia Kapnikárea
Ya con el estómago lleno —aunque de milagro— salí de la ciudad vieja y me adentré en la parte moderna de Atenas, recorriendo hacia el este una de sus principales arterias comerciales: la avenida Ermú. En el cruce de esta calle peatonal repleta de tiendas con otra de similares características me encontré con un templo bizantino que contrastaba de forma exagerada con su entorno y que parecía desafiar al desarrollo de la ciudad. Se trata de la iglesia Kapnikárea, construida en el siglo xi sobre los restos de un antiguo templo pagano —posiblemente dedicado a Atenea o a Deméter— y consagrada a la Presentación de la Virgen María. Presenta una planta originalmente cuadrada, aunque la posterior adición de una capilla lateral dedicada a santa Bárbara, un nártex y un pórtico —decorado este último con un mosaico moderno de la Virgen con el Niño Jesús— dan al conjunto una apariencia más rectangular.
Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura bizantina medieval que ha sobrevivido en el centro de Atenas, aunque estuvo a punto de desaparecer: durante la Guerra de Independencia de Grecia, entre 1821 y 1829, el conjunto quedó muy dañado, y se planteó su demolición tanto por su estado como por su incómodo emplazamiento en medio de una vía pública, pero por suerte Luis I de Baviera, padre de Otón I —el primer rey de la Grecia moderna—, abogó por su conservación y más tarde, en 1932, pasó a manos de la Universidad de Atenas, que se encargó de restaurarla y conservarla hasta el día de hoy. Había leído que su interior estaba decorado con frescos y que el crucero estaba soportado por columnas con capiteles romanos, pero el desorbitado precio de la entrada y la prohibición de realizar fotografías me desanimaron a visitarla.
La plaza Síntagma y el antiguo Palacio Real
Siguiendo por la avenida Ermú en dirección al este, llegué al punto que los propios atenienses consideran el centro de la ciudad: la plaza Síntagma. En este lugar se alza el antiguo Palacio Real, un edificio neoclásico que es sede del Parlamento Helénico desde poco después de la abolición de la monarquía griega en 1924. El palacio se construyó entre 1836 y 1843 por orden de Otón I, un joven príncipe bávaro que, como ya comenté antes, fue el primer rey de Grecia tras la Guerra de Independencia. Lo que no conté es qué hacía este señor sentado en el trono helénico, y me parece una historia interesante.
Lo cierto es que tras la Revolución griega y la expulsión de los otomanos, se instauró la Primera República Helénica, con un señor llamado Ioannis Kapodistrias como jefe de Estado. Kapodistrias gobernó desde enero de 1828 hasta su asesinato en octubre de 1831 (al día siguiente de mi paseo por Atenas tuve la oportunidad de visitar el lugar en el que lo mataron, en la cercana ciudad de Nauplia, pero esa es otra historia). Su hermano Augustinos gobernó durante los meses siguientes pero por aquel entonces Grecia estaba sumida en una anarquía de la que parecía imposible salir, y fue entonces cuando Francia, Rusia y el Reino Unido, las grandes potencias de la época, acordaron intervenir, nombrando como gobernante en la Conferencia de Londres de 1832 a alguien aparentemente «neutral»: el segundo hijo de Luis I de Baviera (vamos, el tal Otón).
Sin embargo, Otón I estableció una monarquía absoluta en pleno siglo xix que, como os podéis imaginar, a los griegos no les hizo la más mínima gracia. Durante los años de su reinado, Otón se pasó sistemáticamente por la bisectriz todas las demandas del pueblo al que supuestamente tenía que ayudar a resurgir, e incluso elevó los impuestos a niveles superiores a los establecidos por los otomanos. A finales de julio de 1843, los griegos se sublevaron y, al mando del coronel Dimitrios Kallergis, aparecieron frente al palacio para reclamar una constitución al rey y que hubiera griegos entre sus consejeros. En recuerdo de aquel día, aquella enorme explanada junto al palacio pasó a conocerse como Plateía Syntágmatos, es decir, la «plaza de la Constitución».
La Tumba del Soldado Desconocido
A los pies del palacio se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido, representada por la figura de un soldado yacente desnudo esculpida en un muro de piedra caliza. La imagen porta únicamente un escudo y un yelmo al estilo de la Antigua Grecia, y está flanqueada por dos inscripciones: «ΜΙΑ ΚΛΙΝΗ ΚΕΝΗ ΦΕΡΕΤΑΙ ΕΣΤΡΩΜΕΝΗ ΤΩΝ ΑΦΑΝΩΝ», ‘Aquí tenéis un lecho vacío, preparado para los caídos sin nombre’, y «ΑΝΔΡΩΝ ΕΠΙΦΑΝΩΝ ΠΑΣΑ ΓΗ ΤΑΦΟΣ», ‘Toda la tierra es sepulcro de los hombres ilustres’, ambas frases provenientes de la Historia de la guerra del Peloponeso, una obra escrita por el historiador Tucídides en el siglo v a. C. (la segunda es a su vez una cita del Discurso fúnebre de Pericles, también de aquella época).
Normalmente está custodiada por dos evzones, nombre que reciben los miembros de la Guardia Presidencial griega que vigilan la tumba y el Parlamento y que se reconocen por un llamativo traje ceremonial blanco. El atuendo está inspirado en el de los kleftes, los bandidos que durante la ocupación otomana se guarecían en las montañas de Grecia y que supusieron el germen de la Revolución griega, y en él destacan el fez rojo y una falda conocida como «fustanela» que, según cuentan algunas fuentes, tiene cuatrocientos pliegues, uno por cada año que Grecia estuvo bajo el yugo del Imperio otomano (a mí cuatrocientos pliegues me parecen muchos pliegues, pero no seré yo el que lo discuta ).
Cada hora se celebra frente al monumento la famosa ceremonia del cambio de guardia, como suele ser habitual en este tipo de lugares, y sabía que los domingos al mediodía —aquel día era domingo— el rito adquiría un cariz especial ya que aparecía una banda militar para acompañar el momento. Sin embargo, lo que me encontré ni estaba en mi hoja de ruta ni se parecía a lo que me esperaba: aparte de los dos evzones, había bastantes personas con trajes tradicionales muy distintos de los de los guardianes de la tumba y que no supe identificar. En un momento dado, distintas personalidades se fueron acercando al monumento a depositar varias coronas de flores con banderines con los colores de la bandera nacional.
Ya de vuelta en casa estuve indagando en los medios de comunicación griegos qué podría haber sido aquella ceremonia, pero no tuve éxito y al final desistí. Años después, sin embargo, mientras escribía esta entrada, retomé la búsqueda —sin demasiadas esperanzas— y acabé dando con una página bastante recóndita1 que incluía una especie de programa de actividades en griego para aquel día, en el que se mencionaba una celebración frente a la Tumba del Soldado Desconocido justo a la hora a la que yo había estado allí.
Gracias a dicha invitación, una vez traducida, pude averiguar que aquel evento formaba parte de la conmemoración del 104º aniversario del genocidio contra el pueblo armenio perpetrado por el Imperio otomano entre 1915 y 1917, un suceso en el que más de un millón de ciudadanos armenios perdieron la vida como parte de la islamización y la limpieza étnica llevadas a cabo por los turcos en Anatolia (una vez tuve ese dato, ya encontré alguna señal en mis fotos que me lo confirmaba, como por ejemplo una enseña con los colores de la bandera armenia apoyada sobre un muro). A la ceremonia estaban invitados el alcalde de Atenas, el gobernador regional, algún ministro, y los representantes de la comunidad armenia en Grecia.
Aquellas personas vestidas con los trajes tradicionales que, al menos hasta ahora, no había logrado identificar, pertenecían a la Asociación Folclórica de Evinokhóri, la primera de las muchas que acudieron ese día a mostrar sus respetos ante el monumento como parte del evento. A día de hoy, el genocidio contra el pueblo armenio sigue sin ser reconocido como tal por muchos países, no solo por Turquía, y entre ellos, por algún motivo que desconozco, se incluye España (algunas comunidades autónomas sí lo reconocen, pero el Estado español como tal no). Sin saber muy bien qué era lo que acababa de presenciar, guardé mi cámara y puse rumbo hacia el Museo Arqueológico Nacional, aunque todavía tenía que tomar un pequeño desvío.
Continuará…
Bibliografía
- Εθνικόν και Καποδιστριακόν Πανεπιστήμιον Αθηνών » Καπνικαρέα [archivo]
- Καπνικαρέα (Blog sobre la iglesia Kapnikárea)
- Christianity Art » Η Καπνικαρέα: ένα αριστούργημα βυζαντινής εκκλησιαστικής τέχνης του 11ου αιώνα στο κέντρο της Αθήνας
- 104η Επέτειος της Γενοκτονίας των Αρμενίων [archivo]
- Fernando Camacho Padilla. La batalla por el reconocimiento del genocidio armenio en España. En Armenia en el mundo hispano (p. 253-306). Alhulia, 2024. [PDF]