San Martino della Battaglia
Agosto de 2017

Italia

San Martino della Battaglia, Italia

Muy cerca del lago de Garda y de la turística Sirmione se encuentra la pequeña localidad de San Martino della Battaglia, llamada así en conmemoración a un enfrentamiento que tuvo lugar no muy al sur de allí y que probablemente cambiara para siempre el mapa de Europa. Desde sus aledaños, incluyendo la carretera que va de Brescia a Verona, no es difícil ver el principal edificio de su conjunto monumental: una enorme torre de piedra con almenaje de ladrillo y una bandera de Italia ondeando desde lo más alto. Nosotros ya íbamos con la idea de visitar este llamativo edificio, así que tras terminar nuestro pequeño recorrido por los pintorescos pueblos del lago pusimos rumbo hacia la torre.

La torre, memorial de la batalla de Solferino

El enfrentamiento antes mencionado no es otro que la batalla de Solferino y San Martino, acaecida el 24 de junio de 1859 y en la que las fuerzas del imperio austriaco comandadas por Francisco José I fueron derrotadas por la alianza formada por Francia y el reino de Piamonte-Cerdeña, estos últimos al mando de Napoleón III y Víctor Manuel II. Dicha contienda propició la unificación del reino de Italia dos años después, el llamado Risorgimento, así que no es de extrañar que los italianos construyeran semejante memorial en aquel histórico lugar. La torre, erigida entre 1880 y 1893, se encuentra en un recinto que también comprende un museo. Una vez en la entrada a este me pidieron 5€ para realizar la visita conjunta.

 

El monumento no solo está dedicado a los caídos en aquella batalla, sino también a la figura de Víctor Manuel II, rey de Cerdeña en aquel momento y que más tarde se convertiría en el primer monarca de la Italia unificada. Prueba de ello es el letrero sobre el arco de entrada y que nos da la bienvenida a la sala principal situada en la planta baja, en donde se puede ver una figura del soberano así como varios murales con los momentos mas importantes de su vida. La estatua es una representación a pie, con pose regia y mirando al frente; creo que es la primera vez que veo una representación de este señor en la que no se encuentra cabalgando hacia la batalla (hay muchos monumentos dedicados a Víctor Manuel II en Italia, como os podréis imaginar, y los que mejor recuerdo tanto por su majestuosidad como por su privigeliado emplazamiento son los de Milán y Roma).

 

En la primera planta hay varias vitrinas con objetos de las dos guerras mundiales y un tragaluz desde el que poder ver la planta baja. Desde ahí comienza el verdadero ascenso por el interior de la torre; se nota que originalmente no había entreplantas, sino una escalera de caracol pegada al exterior desde la que poder ver continuamente el espacio hacia la mencionada claraboya y la caída hacia esta, lo que para una persona con respeto justificado a las alturas como yo habría supuesto una experiencia totalmente distinta. Por suerte, alguien tuvo la magnífica idea de poner esos descansillos, y pude disfrutar sin problemas de los murales conmemorativos de las distintas escenas de la batalla. Junto a las pinturas había varios bustos, siendo uno de ellos el de Humberto I de Saboya, sucesor de Víctor Manuel II y principal artífice de la torre monumental.

 

Una vez arriba, se tienen unas espectaculares vistas del lago de Garda, del monte Baldo, y de las localidades de Sirmione y Desenzano del Garda, así como de las distintas fincas de los alrededores. Aparte del obligado Tricolore ondeando sobre mi cabeza, me encontré también una lente de Fresnel que hace las veces de faro de señalización por las noches, emitiendo en las tonalidades del emblema nacional.

 

El osario de San Martino

Otro edificio que se podía ver desde lo alto de la torre es el osario, que también forma parte del conjunto monumental y al que me dirigí nada más bajar de allí. No se encuentra lejos, y está cuidado por la misma sociedad que se encarga del mantenimiento y gestión de la torre; al osario, sin embargo, se puede entrar sin pagar entrada de ningún tipo. En el camino que lleva a esta pequeña capilla pude ver algunos memoriales de guerra, pero no me detuve a examinarlos tranquilamente. Ya en la puerta me llamaron la atención los mosaicos que decoran la fachada principal, que tras una investigación posterior he descubierto que son de cristal veneciano.

 

Una vez dentro del osario, se pueden ver infititud de coronas florales realizadas en metal y otros materiales. Estas recubren la mayor parte de la primera mitad de la nave y parecen haber sido donadas por organismos de todo lo ancho y largo de Italia. En el ábside, y guardados por una colección de coloridos estandartes de las distintas secciones del ejército italiano, se encuentran cuidadosamente posicionados los cráneos de 1274 soldados caídos en aquel combate (bueno, no me paré a contarlos, pero es la cifra que aparece en la página de la sociedad). Se puede bajar por unas escaleras a la cripta, en donde reposan los huesos de 2619 combatientes. Cabe destacar que los restos que allí se encuentran pertenecían a soldados de ambos bandos, sin distinción alguna entre los colores que llevara cada uno aquel día.

 

La visita al conjunto monumental de San Martino me ayudó a entender un poco mejor la historia de Italia, y más concretamente de su unificación a mediados del s. XIX, ya que aunque gran parte de la civilización de Europa occidental tenga sus raíces más profundas en el Imperio romano, el heredero geográfico de este es mucho más joven que la mayoría de naciones europeas, al contrario de lo que uno podría esperar.

Referencias / Información adicional

2 Comments

  1. El enclave del osario es espectacular. Bonita entrada y bonitas fotos

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