La Capilla de los Huesos, el rincón más macabro de Évora
Adyacente a la Igreja de São Francisco en la ciudad alentejana de Évora, nos encontramos con un pequeño callejón que habría pasado completamente inadvertido a nuestros ojos si no fuera porque todas las indicaciones parecían llevar hasta él. Al atravesarlo y dejar a un lado lo que queda de un antiguo claustro, llegamos a una sala decorada con esos elaborados azulejos tan típicos de Portugal. En el centro, un altar intenta sin éxito desviar nuestra atención de la puerta que tras él se oculta. Desde lo alto de ésta, nos da la bienvenida una curiosa inscripción que logramos traducir por algo así como: «Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos» (!).
Entrada a la Capilla de los Huesos
Una señal indica el camino
Claustro adyacente a la Iglesia de San Francisco
Altar del Cristo de la Casa de los Huesos (el Cristo no estaba)
Entrada a la Capilla de los Huesos (inscripción fatídica incluida)
Azulejos
Aquel firme recordatorio de la transitoriedad de la vida es la única pista que obtenemos de cual pudo ser la motivación de los que concibieron la macabra decoración de aquel lugar. Infinidad de cráneos acechantes y demás huesos humanos «adornan» las paredes y las columnas del truculento habitáculo en una disposición inquietantemente bien ordenada. Para más inri, de uno de los muros cuelgan dos esqueletos, uno de ellos el de un niño pequeño… Ni selfies, ni ruido, ni nada de eso. Las personas con las que compartimos visita estaban desconcertadas, al igual que nosotros.
Huesos formando un ¿ángel?
Algunas de las miles de calaveras de la capilla
Al llegar a casa, lo primero que hacemos es buscar algo de información sobre la historia de aquel lugar, para intentar darle algún sentido. Por lo visto, durante los siglos XVII y XVIII y como consecuencia de la Contrarreforma impulsada por el Concilio de Trento, la aceptación de la muerte empezó a ser un tema recurrente en el arte religioso. Esta capilla representa esa idea en su máximo exponente, y fue construida por tres monjes de Évora en 1760 que trajeron unos 5000 cadáveres de las fosas comunes de la cercana Monte Maior. El polvorín de dicha ciudad, que por aquel entonces era el segundo puesto defensivo más importante en las múltiples guerras con los españoles, había saltado por los aires unos años antes y acabado con la vida de dos tercios de sus habitantes.
Detalle de uno de los lúgubres capiteles de la capilla
Altar de la capilla
Detalle de la macabra decoración del techo de la capilla
Citando al historiador de arte francés Émile Mâle: «[…] debemos soñar que estos huesos han sido hombres semejantes a nosotros, ricos en honores, colmados de todos los bienes de este mundo…». [1] En definitiva, puede que esta Capela dos Ossos no sea la atracción más bonita de Évora, pero desde luego es la más impactante y evocadora. ¿Os han entrado ganas de visitarla?
Huesos en las paredes
Huesos en el techo
Y más huesos (…)
Referencias
[1] El arte religioso de la Contrarreforma. Émile Mâle, 1932.
No sé lo q sentí cuando entré pero lo q si pensé es q esos huesos habían sido personas q habían reído y sufrido, trabajo, llorado y no me pareció nada de justo q estuviesen allí amontonados a la vista de todos por mucho concilio de trento.