Forth Bridge
Septiembre de 2009

Escocia

«Por favor, escríbame un soneto sobre el puente del Forth».

Alan Turing, Computing Machinery and Intelligence1

Puente del Forth, Escocia

Diseñado por los ingenieros ingleses John Fowler y Benjamin Baker y completado en 1890, el puente del Forth es un puente en ménsula2 que gracias a sus 2,5 Km de longitud permite a los ferrocarriles cruzar el fiordo del río Forth —the Firth of Forth—, en Escocia. Tras su finalización se convirtió en el puente más largo del mundo de su clase, así como en el mayor con una estructura de acero. En su día puso a Escocia en el liderazgo de la ingeniería mundial, y no en vano en el año 2015 la UNESCO decidió declararlo como Patrimonio de la Humanidad, no solo por el ambicioso proyecto que supuso en su época sino también por el gran hito que representa a día de hoy en el desarrollo de la revolución industrial.

Yo tuve la oportunidad de visitar el puente del Forth durante en viaje a Edimburgo que hice en 2009, hace ya más de una década. Lo cierto es que en algún momento de aquel año pude ver de casualidad un reportaje en televisión que hablaba sobre la construcción del puente, y me fascinó tanto que empecé a investigar sobre la ciudad de Edimburgo con el objetivo de visitar la zona (sí, efectivamente, fue el puente y no la ciudad lo que me llevó a viajar a Escocia por primera vez). Hacía poco que había empezado a viajar por mi cuenta, y antes de percatarme ya tenía en mi haber un billete de avión de Málaga a Edimburgo para aquel mismo septiembre. Cuando por fin llegó el esperado día, recuerdo como si fuese ayer mismo la emoción que sentí al ver el gigantesco puente desde el ventanuco del avión conforme este se iba acercando al cercano aeropuerto de la capital de Escocia.

Durante mi segundo día en Edimburgo tenía pensado visitar el puente justo tras subir al monumento a Walter Scott, cerca de la estación de Waverley. Al ser un puente de ferrocarril, pensé que si llegaba en tren a la última parada situada antes de este podría una vez allí caminar hasta su base y verlo convenientemente (aquello parecía tener sentido). Recuerdo plantarme en la ventanilla de la estación e intentar pronunciar en mi mejor inglés el nombre de la parada a la que me dirigía: Dalmeny. Tras varios fracasos y ver que la mujer no me entendía, decidí escribirlo en un papel, a lo que ella respondió: «¡Ahhhh, Dalmeny!» (??). Su pronunciación fue más parecida a como lo habría dicho yo si nunca jamás en mi vida hubiese escuchado a alguien hablar inglés, lo cual me confundió sobremanera. Pero bueno, con una anécdota más en mi mochila embarqué en el siguiente tren hacia Dalmeny, y por el camino pude ver el aeropuerto de Edimburgo con su característica torre de control.

 

Una vez en el apeadero de Dalmeny, ya se podía ver la estructura del puente a lo lejos, y dirigí mis pasos hacia South Queensferry, población que se encuentra en la orilla sur del estuario del Forth (en contraposición a North Queensferry, situada en la orilla norte). El nombre de ambas localidades no es casualidad, ya que Queensferry —lit. el ferry de la reina— hace referencia a un servicio de transbordador que la reina Santa Margarita de Escocia inauguró en el siglo XI para que los peregrinos que se dirigieran hacia Saint Andrews —el mayor centro de peregrinación en Escocia durante la Edad Media— pudiesen atravesar el fiordo sin tener que dar todo el rodeo. Al final, tras atravesar un par de urbanizaciones y un pequeño bosque, conseguí llegar a South Queensferry.

 

Y por fin pude ver el puente en todo su esplendor, lleno de los andamios necesarios para realizar los interminables trabajos de pintura y mantenimiento. Curiosamente, en Escocia existe la expresión «painting the Forth Bridge» —pintar el puente del Forth— para referirse a una tarea repetitiva y sin fin, debido a la creencia errónea de que una vez se termina de pintar el puente hay que volver a empezar a pintarlo de nuevo. Aunque en la realidad no es tan exagerado, siempre ha habido un equipo de mantenimiento asignado al puente de manera continuada para arreglar cualquier posible desperfecto. Mi visita coincidió mientras se estaba llevando a cabo la última mano de pintura que se le dio al puente, finalizada en 2011 y que se espera dure hasta 2036.

 

Las vistas de la estructura del puente desde South Queensferry son impresionantes, con la desembocadura del Forth y la prisión abandonada de la isla de Inchgarvie como telón de fondo. El puente cuenta con tres gigantescas estructuras de 110 m de altura y de similar apariencia, que se apoyan sobe el fondo del estuario y de donde salen las ménsulas. Estas tres torres están separadas por dos vanos de 521 m de longitud que fueron los más largos del mundo hasta la construcción del puente de Québec en 1917.3,4 La vía del tren va sobre un viaducto situado a 45 m sobre el nivel del mar.

 

Como dije antes, el puente se terminó en 1890, tras siete años de trabajos. La cara no tan bonita de su construcción es que, de los 4600 trabajadores que participaron en la obra, murieron cerca de 73. La mayoría debido a caídas desde el propio puente (el uso de redes de seguridad y de arneses no empezó a extenderse hasta la construcción del Golden Gate Bridge de San Francisco, en los años 30 del siglo XX) pero también hubo muertes por ahogo, por aplastamiento, e incluso por síndrome de descompresión mientras se cimentaban los pilares. Cuando yo estuve había una tienda muy completa en South Queensferry con souvenirs del puente que iban desde postales a maquetas gigantescas, y allí me pude comprar un libro de una tal Sheila MacKay llamado The Forth Bridge: A Picture History, que cuenta con una gran cantidad de fotos sobre la construcción. En la puerta de la tienda había un pequeño memorial dedicado al recuerdo de los trabajadores del puente, y en especial a los que perecieron en el proceso. Al poco de ir yo se erigió un nuevo monumento con los nombres de todos los que fallecieron durante la obra (podéis ver una foto del nuevo memorial aquí).

A día de hoy sigue habiendo servicios de ferry en el estuario del Forth, pero más con un sentido recreacional que de transporte, ya que en 1964 se construyó paralelo al puente del Forth y al oeste de este un puente colgante llamado Forth Road Bridge, destinado al tráfico de vehículos de motor. Por si fuera poco, un tercer puente llamado Queensferry Crossing, al oeste de este último y también destinado a los vehículos a motor, se construyó entre 2011 y 2017, después de mi visita. La verdad es que me encantaría volver allí en un futuro y ver el puente sin andamios, así como el nuevo puente atirantado (esperemos que en ese hipotético futuro encuentro haga mejor día también, y me pueda montar en algún barquito para ver los puentes de cerca).

 

Visitado en septiembre de 2009.

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