Cambridge
Octubre de 2024
Capítulo IV

Inglaterra

El Puente Matemático y el Queens’ College

Cuando salí del King’s todavía quedaban un par de horas para la visita guiada al Trinity College que había contratado con varias semanas de antelación (con esta sí que recomiendan hacerlo y por nada del mundo me hubiese gustado perdérmela). Así que, como tenía tiempo de sobra, puse rumbo al sur para ver uno de los puentes más icónicos de Cambridge: el Puente Matemático. En realidad, su nombre oficial es Wooden Bridge, ‘puente de madera’, pero recibe ese apelativo por la ilusión óptica que produce: aunque está formado únicamente por elementos rectilíneos, da la impresión de describir un arco de circunferencia gracias a la disposición de varios de sus listones, tangentes a la curva que parecen dibujar. Existe la leyenda de que fue diseñado por sir Isaac Newton y que originalmente se podía ensamblar sin usar piezas metálicas, pero que cuando los estudiantes intentaron montarlo en un nuevo emplazamiento no fueron capaces de repetir la hazaña y no les quedó otra que armarlo por medio de tornillos.

La realidad es, sin embargo, bien distinta: el puente fue diseñado por el ingeniero civil William Etheridge y levantado por el constructor James Essex en 1749, veintidós años después de la muerte de Newton, y la curiosidad de los tornillos se debe a que en su primera versión estos solo eran visibles desde el interior. No es el único puente del estilo que se construyó; el propio Etheridge diseñó un año después otro de mayores proporciones, el Old Wanton Bridge, que permitía salvar el Támesis y conectar las ciudades de Walton-on-Thames y Shepperton, pero por desgracia tuvo que ser desmantelado en 1783 debido a la corrosión sufrida por los materiales. El pintor italiano Giovanni Antonio Canal, más conocido como Canaletto, inmortalizó el puente durante su estancia en Inglaterra en un magnífico cuadro titulado Panorama con el puente de Walton, expuesto actualmente en la Pinacoteca de Dulwich, en Londres.

Si bien el puente se encuentra dentro del Queens’ College, es posible verlo sin necesidad de entrar en el recinto, desde el cercano Silver St Bridge. Es precisamente en este puente cuando el río deja de llamarse Granta, su nombre original, y pasa a denominarse Cam, tal y como pude observar en un mapa tridimensional situado allí cerca. El curioso cambio de nomenclatura se debe a que la ciudad comenzó a llamarse Grantebrycge en sus inicios, que en inglés medieval significa ‘puente sobre el Granta’, pero con el paso de los siglos el topónimo se fue transformando de Grantebrycge a Cambridge y en algún momento alguien decidió empezar a llamar Cam a la porción del río Granta que pasa por la ciudad para que concordaran ambos nombres.

En cuanto al college al que pertenece el Puente Matemático, abre sus puertas prácticamente todo el año, y había leído que tanto los patios como la capilla bien merecen una visita, pero como mi tiempo era limitado fue uno de los lugares imprescindibles de Cambridge que tuve que dejar para otra ocasión. He de reconocer que con el nombre de este college caí en un pequeño malentendido: en todo momento asumí que significaba «college de la reina», hasta que mientras escribía esta entrada descubrí que no es Queen’s College sino Queens’ College —ojo con el emplazamiento del genitivo sajón—, por lo que realmente se llama «college de las reinas», en referencia a sus fundadoras: las reinas rivales Margarita de Anjou e Isabel Woodville (no es que lo fundaran juntas siendo rivales, sino que la primera lo hizo en 1448 y la segunda lo reformó en 1465).

La librería de la Cambridge University Press

Callejeando de nuevo por el centro de Cambridge, regresé a King’s Parade —la vía en la que se encuentran el King’s College y la iglesia de Santa María la Mayor—, para visitar la famosa librería de la Cambridge University Press, la editorial más antigua del mundo. Los orígenes de esta compañía se remontan a 1534, cuando el rey Enrique VIII concedió a la universidad cantabrigense el derecho a montar una imprenta que publicó su primer libro en 1583: un ensayo sobre la eucaristía en el contexto del debate entre protestantismo y catolicismo titulado Two Treatises of the Lord His Holie Supper. Dicha institución decidió abrir en 1992 la librería actual en el número 1 de Trinity St, que, tal y como reza una placa en su fachada, se sitúa frente al emplazamiento original de la imprenta universitaria, ya desaparecida y en cuyo solar se extiende hoy el jardín de uno de los edificios administrativos del campus académico. En su interior se expone una amplia selección de libros publicados por la editorial, como no podría ser de otra forma —unos cincuenta mil títulos según la web de la librería—, la mayoría de ellos especializados en las disciplinas que se imparten en la universidad (sin ir más lejos, científicos de renombre como Isaac Newton, William Harvey o, en tiempos más recientes, Stephen Hawking, publicaron sus libros y tratados a través de esta casa). La vasta e inabarcable colección que me encontré allí reunida supuso un buen recordatorio del papel que han jugado las universidades —y que siguen jugando, por supuesto— en la difusión del conocimiento y los avances científicos.

El Gonville & Caius College y su Puerta del Honor

Justo al lado de la librería se encuentra otra de las instituciones más antiguas y prestigiosas de Cambridge: el Gonville & Caius College. En la fachada del más prominente de sus edificios, el Waterhouse Building, de estilo neorrenacentista, se pueden ver las estatuas de sus tres institutores: el sacerdote Edmund Gonville, que fundó el college en 1348; el obispo William Bateman, que lo trasladó a su ubicación actual en 1351; y el médico John Caius, que lo reformó en 1557 tras haber caído en el abandono. Como miembro de este college pasó gran parte de su vida académica el físico Stephen Hawking, desde 1965 hasta su fallecimiento en 2018.

Me dispuse a rodearlo por un callejón llamado Senate House Passage y en este me encontré fortuitamente con otra de las entradas del college, llamada Puerta del Honor, que tradicionalmente deben atravesar los estudiantes de último año antes de ir a recoger sus diplomas (no en vano, el edificio situado justo enfrente y que da nombre al callejón, la Casa del Senado, es el lugar en el que se celebran las ceremonias de graduación de la universidad). Es una entrada muy curiosa, construida en estilo renacentista en el siglo xvi, y sobre la que se emplaza una pequeña torre hexagonal en la que están dispuestos seis relojes de sol, colocados en 1963 para sustituir a los originales, que databan de 1557.

El Trinity Hall

Al final del callejón me topé con la puerta del Trinity Hall, el quinto college más antiguo de Cambridge. Su fachada no es tan llamativa como la de los anteriores, y no me dejaron visitarlo a pesar de que el cartel en la entrada parecía indicar lo contrario, pero desde su umbral alcancé a ver el patio y el escudo del college: una luna creciente blanca sobre fondo negro moteada de armiño. Se trata del emblema de William Bateman, el mismo benefactor asociado a la historia del Gonville & Caius College: tras la epidemia de peste negra que asoló Inglaterra a mediados del siglo xiv, este obispo decidió fundar una institución en la que formar nuevos sacerdotes para suplir las numerosas bajas que había sufrido el clero, y el lugar elegido fue el antiguo emplazamiento del Gonville Hall, que él mismo había trasladado a su ubicación actual. No es lo único que tienen en común ambos colleges: el físico Stephen Hawking también perteneció al Trinity Hall, aunque en este caso fue durante su época de estudiante.

Rodeando el St John’s College

Aquel recorrido aparentemente arbitrario por los callejones y avenidas traseras de Cambridge obedecía en realidad a mi búsqueda de algún punto desde el que observar el célebre Puente de los Suspiros, probablemente el más conocido de la ciudad. Se encuentra dentro del recinto del St John’s College, uno de los más visitados y también uno de los más impresionantes arquitectónicamente hablando, pero que, como ya sabía de antemano, no permite entrada a visitantes durante el periodo académico. Sin embargo, pensaba que podría hacer igual que con el del Queens’ College y avistar su famoso puente desde algún punto del entorno, aunque fuera desde la lejanía, pero nada más lejos de la realidad: el St John’s College ocupaba un terreno mucho más extenso y no era posible divisar el puente desde ningún sitio. Tras dejar atrás la gran verja del colindante Trinity College, del que ya hablaré más adelante, lo máximo que encontré fue la pintoresca entrada posterior del St John’s, que me impedía llegar hasta mi objetivo y que me confirmaba lo que ya sabía (en aquel acceso trasero resaltaban el escudo de la fundadora, Margaret Beaufort, así como sus emblemas: la rosa roja de los Lancaster y el rastrillo de los Beaufort). Así que nada, «un mojón pa’ mí y otro pa’l Puente de los Suspiros», pensé antes de continuar con mi paseo. Otra vez será.

Bordeando los extensos dominios del St John’s pasé cerca del edificio principal del Westminster College, considerado como uno de los «nuevos» a pesar de haber sido fundado en 1844. A diferencia de los que había visitado previamente, este no es multidisciplinar sino que sus alumnos y miembros se dedican a los estudios teológicos y a prepararse como pastores de la iglesia protestante. Siguiendo por aquella misma calle, ya con el tiempo justo para llegar a la visita guiada al Trinity College, me crucé con la iglesia del Santo Sepulcro, un singular templo circular de piedra construido en el siglo xii. Es uno de los edificios más interesantes de la ciudad, pero como lo visité dos días después ya entraré en detalles cuando toque. De momento dejo algunas fotos de su fachada, su pórtico y su claristorio, a modo de anticipo.

Allí cerca estaba ya la entrada principal del St John’s College, construida en 1516 cuando el gótico inglés empezaba a evolucionar en ese estilo tan único de la mitad sur de Gran Bretaña conocido como «estilo Tudor», que se desarrolló entre finales del siglo xv y mediados del xvi (por ponerlo en contexto, en esa época imperaba en España el llamado «plateresco», que sirvió de transición en nuestro país entre el gótico final y el renacimiento inicial). Algunas de las características principales de esta corriente arquitectónica, que se aprecian en la impresionante casa del guardia del college, son el uso de mampostería de ladrillo intercalada con cantería, los arcos de cuatro centros ya anticipados por el gótico perpendicular, y los remates en forma de esbeltas torres almenadas.

En el centro de la fachada se puede ver a san Juan Evangelista, quien le cede su nombre al college (se le reconoce por el águila situada a sus pies y el cáliz que porta en sus manos, con una serpiente emergiendo de este último). Bajo este destaca el elaborado escudo de armas de la ya mencionada fundadora, Margaret Beaufort, junto a la rosa roja de los Lancaster y el rastrillo de los Beaufort, sus emblemas familiares. El escudo está flanqueado por dos extrañas criaturas mitológicas conocidas en castellano como «eales» o «centícoras», una especie de cabras montesas dotadas de enormes cuernos que crecen en direcciones opuestas. En el verano de 2024, poco antes de mi visita, esta fachada fue completamente restaurada, de ahí que la policromía de sus figuras se vea tan reluciente. Como ya comenté, este college no era visitable cuando yo estaba en Cambridge, y tuve que contentarme con ver su fachada y el exterior de la enorme capilla, que ya parece una iglesia con todas las de la ley, antes de dirigirme a la entrada del Trinity College —situada en esa misma calle a pocos metros de distancia— para la visita guiada que tenía reservada desde varios meses atrás.

Continuará…

Bibliografía

2 Comments

  1. Gracias Joaquín, unas fotos muy ilustrativas y preciosas de un bello lugar.

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